Hoy más que nunca, considero
necesario que todos aquellos que pertenecemos a diferentes partidos
nacionalistas unamos nuestras fuerzas y estrategias de cara a las próximas
elecciones autonómicas y municipales.
En estos momentos de autentica
zozobra e incertidumbre, gran parte de la ciudadanía no entiende, y se la crea
cierta confusión, cuando contempla la dispersión y la fragmentación del
nacionalismo en diferentes formaciones políticas o en otras que se avecinan. Y
no lo entienden ni comprenden porque lo que se predica por todas estas
formaciones es la defensa de intereses comunes, que son patrimonio
esencial de la historia, de la cultura y
de la tradición del pueblo canario. Y menos entienden la confrontación dialéctica de personas que
forman parte de un mismo tronco donde han nacido y perviven sus sentimientos
nacionalistas.
Nuestro objetivo, pensando en la gente, es y debe ser
común, donde la generosidad de todos impere sobre cualquier atisbo en el pasado
y en el presente de incomprensión y discrepancia.
El pueblo está cansado de que los
partidos políticos se echen la culpa los unos a los otros como se observa a
diario en la intervención de sus representantes en los distintos medios de
comunicación. Por ello, si se sigue con esta forma de proceder, los ciudadanos apostarán por aquellos que ofrezcan soluciones
a sus problemas con altitud de miras y pensando en el bien común.
Y ahí, en la defensa del bien
común es donde el nacionalismo debe ser su abanderado, trasladando autenticidad,
confianza, esperanza e ilusión al pueblo en momentos donde el panorama y el mapa
político puede sufrir una transformación
radical.
Es por tanto, los diferentes
partidos nacionalistas, estimo, deben relegar sus intereses partidistas en aras
de defender conjuntamente el interés general del pueblo canario.
Pueblo que ha demostrado y está
demostrando una grandeza en su comportamiento a pesar de haber sido hostigado
y fustigado en sus necesidades más básicas por todos conocidas. Por cierto, reconocidas como derechos fundamentales en la Constitución española,
a fin de alcanzar al menos una supervivencia digna y donde la
infancia indefensa es el sector más desprotegido, en una edad donde necesitan y
tienen derecho a la máxima protección. Para los partidos nacionalistas la
defensa de estos derechos en todo el archipiélago es un lema que, estimo, debe
ser sagrado.
El nacionalismo, en momentos
donde los ciudadanos están ávidos de que se les
escuche, debería recorrer los caminos que conducen y convergen en los
diferentes municipios como un río caudaloso
, donde el pueblo viese reflejado en sus
aguas transparentes la autenticidad de sus sentimientos nacionalistas
y así refrescarse en sus aguas para seguir caminando
hasta lograr el objetivo del reconocimiento real de la singularidad de nuestro
archipiélago, con todas las consecuencias que ello conlleva.
Con esta actitud y
envite democrático deberíamos estar todos unidos sin fisura alguna.
José Luis Langa González.
Abogado. Defensor de la Ciudadanía (CCN)
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