Hoy, observamos la falta de respeto que cada día se extiende con más frecuencia sin control, sobre todo, por aquellos que deben dar ejemplo.
Solo hay que ver en las noticias las imágenes de aquellos que nos representan en el Congreso.
La zafiedad, en la mayoría, prima sobre la educación y buenas formas.
Convierten los adversarios en enemigos y se faltan continuamente el respeto. Con ello que se consigue ? que el pueblo pierda credibilidad.
El respeto es básico en la interlocución y quien lo falta pierde la razón aunque la tenga.
Hoy, en el despacho he sido triste protagonista de una situación donde llevado por la visceralidad falté al respeto hacia una persona que me merece la más alta consideración.
Me lo dijo, reflexione y pedí disculpas.
Termino como empecé.. Nunca faltemos el respeto de quien opina distinto.
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